jueves, 27 de octubre de 2016

Yo no fui al cole en Lima




Yo no fui al cole en Lima. Yo no visité el Real Felipe ni el planetario de Chorrillos, ni la fábrica de D'onofrio, ni el Parque de Las Leyendas. Yo no visité la Atarjea (¿así se escribe?), pero si tuve veranos increíbles al sur de la capital y una infancia encantadora al norte del país.

Yo crecí en Piura, donde el invierno se soporta a 30 grados; y para huir del bochorno de la ciudad sólo tienes que ir al río que está a 5 minutos. Visité la casa de Miguel Grau, las ruinas del Señor de Sipán (en un roadtrip donde vomité a todos mis compañeritos) y una fábrica de algodón. Yo no tengo ningún recuerdo sobre el terror que vivieron los limeños en la época del terrorismo, para mi los apagones eran producto del subdesarrollo de la ciudad y no obra de un grupo de desadaptados sociales.

Si hay algo que puedo agradecerle a mis viejos es haber tenido los huevos del tamaño de un dragón y haber decidido criarnos a mi y a mis hermanos al norte del país. A pesar de no contar con parques, solo con grandes arenales llenos de espinas y cadillos (el terror de las bicicletas), mi infancia fue feliz y tranquila. Y no había notado el impacto de haber crecido por allá hasta que un amigo me lo hizo notar. De hecho es mucho menos exótico de lo que me hubiera gustado alardear pero si guardo con cariño todas las experiencias vividas en esa ciudad.

Yo creo que muchos limeños están a veces ensimismados en sus propias experiencias capitalinas y olvidan que hay millones de personas creciendo en provincia con vidas mucho más felices que la de algunos que viven acá. Vivir en Lima no es ni bueno ni malo, ni tampoco mejor o peor que crecer en otro lugar. Definitivamente el estilo de vida de la capital es diferente al de muchas provincias, pero eso no quiere decir que se deban replicar estas costumbres, al contrario por eso muchos huyen al interior a descansar.

El Perú es un país increíble para visitar, comer, vivirlo y experimentarlo. Y creo que es responsabilidad de cada uno de nosotros llevarse un poquito de cada lugar para así poder conocer todos los rincones del territorio nacional y poder ser más tolerantes a la hora de actuar. Si no conoces la realidad de otros, no puedes ponerte en sus zapatos, por ende no puedes tomar buenas decisiones.

Y para los que no saben, la foto es de Canchaque, la sierra piurana que es tan solo espectacular.

X