jueves, 14 de mayo de 2015

Cuando suena mi barriga



Una vez escuché que hacer una película es como preparar un plato de comida; todo está en los detalles, en la experiencia, en la sensación y presentación del plato. Yo no sé qué tan cierto sea esto porque para mí preparar un plato, es como saltar sin cuerda desde una avioneta volando sobre las líneas de Nazca.

Admiro a la gente que sabe cocinar, que sabe y que le gusta hacerlo. Yo creo que nunca he recibido elogios por algo que he preparado, ni siquiera de mi mamá que se supone es mi fan #1. Es más, mi madre es la primera persona en burlarse de mis cagadas en la cocina y de sacarme en cara el común denominador del lifestyle de los 80 "a tu edad ya te tenía a; ti y a tu hermana, lavaba y planchaba pañales sin ayuda de nadie".

El otro día me lancé a hacer merenguitos YO SOLA, pensé: "A mi nadie me va a decir que no puedo cocinar". Mezclé las claras, eché limón y algunas cosas más, fabriqué con una bolsa de plástico la cosita por donde sale la crema chantillí con forma bonita y me dediqué a armar pequeños torbellinos invertidos en la bandeja de metal. Metí la bandeja la horno y me dispuse a esperar mientras hacía tiempo en Youtube.

De pronto escucho: "Huele a quemado. ¿Alguien está cocinando?", a lo que corrí a apagar el horno y a sacar la bandeja de metal, para descubrir que mis merenguitos estaban totalmente quemados y chorreados entre sí. Lo que antes eran torbellinos blanquitos, ahora parecían huevo fritos, sucios y quemados; al fondo de la bandeja, sin ningún rastro del mágico y celestial blanco que antes la bañaba.

Me deprimí un montón. Estaba tratando de demostrarle al mundo que puedo hacer lo que se me pegue en gana, pero la vida me metió una patada en los ovarios y muy fuerte. Dejé la cocina por varias semanas; sólo entraba a tomar agua, coger alguna fruta o comer queso amarillito (lo tengo prohibidísimo). Traté de evitar mirar directamente al horno para no sentirme tan mal.

Un día, me armé de valor y decidí dejar de lado los postres e incursionar en el mundo de las ensaladas... y me fue de MARAVILLA. Aprendí también que todo sabe mejor con el ají de Wong. Ahora, cuando mi barriga ruge y hace sonidos de inframundo, mezclo las verduras disponibles en mi refri y le meto el clásico limón con sal para apaciguar el hambre. No me la quiero pegar de Santa Natura, pero quedó claro que los días de hacer sazón y freír cosas, quedaron sepultados para mí. A la fuerza me tuve que volver chica light y hasta ahora no me he muerto, de hecho me siento mejor. Pero de vez en cuando me empujo un all you can eat, sólo para recordarle a mi estómago quién es la dueña de este cuerpo.

Creo que la cocina y yo somos enemigos de nacimiento, pero quiero hacer todo lo que está en mi poder para algún día reconciliarnos y lucirme como Remy en Ratatouille, jugando con hierbas (suave), polvitos, ramitas y demás huevaditas. Acá les dejo la receta para el aliño: 3 limones + 1 pizca de sal + 1 pizca de pimienta + 1 cucharada de vinagre + 1 cucharadita de mostaza = Heaven on Earth.

PD: Ya probé Pinterest y fracasé en varios y profundos niveles.

miércoles, 6 de mayo de 2015

5 señales de que eres una #OropezaLover



En las últimas semanas he seguido de cerca el caso Oropeza gracias a los medios chicha del Perú. (Para nuestros redactores no familiarizados con el tema, googleen). Estoy más enterada de las vedettes que juerguearon con este tipo, que la cantidad de droga que mueve.

Gracias a nuestros flamantes reporteros de espectáculos, sé a dónde se fueron de vacaciones, qué trago pidieron en qué discoteca o antro; y en qué telos se han revolcado (Wimbledon).

Pero lo más importante, es la ola de chiquillas que anhela este estilo de vida, sin importar de dónde viene el dinero que paga sus excesos y caprichos. Es por eso que decidí hacer un listado que reúne las cualidades que definen a una #OropezaLover



1. Estuviste en el Caribe en los últimos 3 meses

No te alcanzan las millas ni para viajar a en el Metropolitano, pero te paseas por Centroamérica como Juan por su casa. No te juzgo, se trata de vivir el momento, pero cuando estés tras las rejas comiendo atún en Santa Mónica; no te quejes.


2. Te gusta tomar agua Cielo antes de tener sexo

Y no te importa si te graban en pleno acto sexual con tu Pablo Escobar de Huaycán. Total, siempre puedes salir en los medios haciéndote la víctima y proclamando el feminismo a 4 vientos.


3. Eres de las que pide pachanga en un karaoke

Amiga, en un karaoke la gente CANTA, si quieres bailar o ponerte sabrozona con tu narcolover tienes locales variopintos como El Tumbao, la calle de las pizzas o ex-Aura (aceptan Visa, Mastercard y Narcocard).


4. Haz aparecido semidesnuda en algún diario de deportes

Hiciste tus primeros pininos en el mundo del modelaje posando  para la contraportada de algún medio de comunicación cuyo valor es de S/. 0.50, y cuyo tiraje asciende a las 50 mil impresiones.


5. El sarcasmo no te parece divertido

No lo entiendes y te parece aburrido. Puntos bonus si cuentas con Condoritos en el baño para leer a la hora de cagar.

Si te sientes identificada con 2 o más quiere decir que llevas la vida de una #OropezaLover, así que disfruta mientras puedas y recuerda nunca tomarte foto con tu galán, puede llevarte a la cana.