martes, 18 de marzo de 2014

Me robaron en mi propia casa



No soy de las personas que guarda la plata debajo del colchón o en maletas de cuero con una cobra adentro. Sufro de alergia al dinero en efectivo y nunca llevo más de 10 soles conmigo. Hace poco recibí un dinero y lo guardé en mi cajón de chucherías. Cada mañana al despertar y ver qué lentes de sol me toca lucir hoy, observaba por 5 segundos los billetes dobladitos y pensaba: "Más tarde los deposito en el banco". Este mismo suceso se repitió sin mayor interrupción durante 14 días, hasta que llegó el fatídico día (Hoy hace 35 minutos exactamente) cuando caí en cuenta que mis billetitos doblados habían desaparecido.

Como es natural me dio un pre mini infarto y empecé a buscar como loca desesperada entre mis libros, aretes, lentes, discos de música, tampones, etc; para sólo confirmar lo que mi cerebro había deducido ya hace varios minutos. "Me robaron y la puta madre" dije.

Ahora tocaba salir de mi cuarto y hacer la pregunta a la cual ya sabía la respuesta: ¿Alguien ha visto o cogido el dinero que estaba en mi cajón? Mis hermanos ni se inmutaron y mi mamá preocupada me empezó a preguntar muchas veces si había movido el dinero a otro lugar, a lo que mi respuesta fue un rotundo y áspero: NO.

- ¿Estás segura? Porque a veces uno sin pensar mueve las cosas y luego ya no se acuerda.
- No lo he movido, hoy en la mañana estaban los billetes dobladitos en el mismo lugar de siempre.
- Pero fíjate bien, vamos buscar.
- Ya busqué por todos lados, no hay nada. Alguien ha sacado el dinero de mi cajón.
- ¿Alguien? Tus hermanos no han cogido nada.
- Yo no he dicho que fueron mis hermanos. Dije "alguien".
- ¿La empleada? A mi se me perdió mi adornito de oro el otro día y a tu hermana un perfume.
- No sabía.
- Si sabías, si ya sabías ¿por qué dejaste dinero en tu cuarto?
- No sabía y en verdad no pensé que me iban a robar en mi propia casa.
- Eso te pasa por dejar las cosas de valor tiradas, ¿estás segura que no lo has movido?

Y así continuó la conversación por aproximadamente 10 minutos mientras yo seguía buscando el dinero, sin esperanzas, sabiendo que no lo había movido y que no lo iba a encontrar. Perder cosas de una manera tan idiota duele, sobre todo cuando simplemente se desvanecen de un día para otro.

El domingo "perdí" mi iPhone, entré a mi iCloud para ubicarlo via GPS (súper bien esta década) y la ubicación que arrojaba la cochinada era un puntito en medio del mar. Lo primero que pensé fue: "lo tiene un pescador o algún chibolo en su yate". Presioné enter demasiadas veces y el puntito se movía por el litoral peruano cada vez que cargaba la página. Timbraba y timbraba pero en mi casa no sonaba nada, fue entonces que me desplomé en la cama y empecé a llorar de la manera más patética que puede haber en el mundo. Lo que más me dolía eran las fotos y videos que no había subido online y que sentía debía compartir con el mundo.

Después de llorar como idiota durante 20 minutos decidí buscar otra vez "just in case", entonces metí mi cabeza debajo del sillón y a 30 centímetros de mi nariz yacía mi iPhone. Dejé de llorar y me puse bikini para ir al playa. ¿Cómo llegó Clayton debajo del mueble? Yo no sé.

Pero con el dinero es diferente, ningún duende me lo va devolver. Es una dura lección de vida que nos toca a todos en algún momento. Con esto aprendí que la vida es como un caballo salvaje que hay que aprender a montar... wtf

Bueno voy a deprimirme jugando Candy Crush. Adios.